La terapia de luz roja (630-700 nm) penetra la piel para mejorar la textura, el tono, la producción de colágeno y la apariencia general. La terapia de luz infrarroja cercana (NIR) (700-1100 nm) llega a los tejidos más profundos, favoreciendo la cicatrización de heridas, la recuperación muscular, la reparación nerviosa y el alivio del dolor articular. Estudios demuestran que la luz NIR puede penetrar hasta 3-4 cm, ofreciendo beneficios neurorregenerativos y potencialmente reduciendo dolores de cabeza, ansiedad, problemas de sueño y deterioro cognitivo.

El siguiente diagrama ilustra cómo las longitudes de onda del rojo profundo y del infrarrojo cercano (650-950 nm) penetran más profundamente que otras longitudes de onda de luz.

Cuando se administran juntas, las longitudes de onda de la luz roja y del infrarrojo cercano producen efectos positivos en la piel, los procesos metabólicos, el sistema nervioso, el sistema endocrino y el sistema inmunológico general.